María Vergara González
En estos momentos me encuentro estudiando cuarto año de Educación Primaria, con la mención correspondiente a educación inclusiva. En cuanto a mi experiencia con las bibliotecas escolares no ha sido muy positiva, ya que, cuando me encontraba como alumna en un colegio público de la localidad de Ronda, a la biblioteca no se le daba la importancia que requería. Íbamos unos 45 minutos semanales a ésta, y ninguno de mis compañeros incluida yo le dábamos importancia. Se solía asociar como algo divertido ya que significaba salir del aula, pero no se fomentaba la lectura en ninguno de los casos. Por otro lado el docente nos asignaba el mismo libro de lectura a todos los alumnos/as sin dejarnos elegir el género literario que más nos atrajera.
En mis prácticas de docencia, la biblioteca escolar tampoco ha jugado un papel importante en el centro, ni para los docentes ni para los alumnos. Más bien, cada aula se convertía en una pequeña biblioteca donde cada alumno/a al comenzar el año escolar, traían algunos libros de su casa que les gustaran personalmente y que posteriormente le recomendaban a los demás.